Vi Cool Lagasca, el Sergi Arola más ‘casual’

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TIPO DE COMIDA: de autor
PRECIO: 20-30€/persona (tienen menú de medio día, de tapas y de degustación)
DIRECCIÓN: C/ Lagasca, 32. Madrid.
TELÉFONO: 91 435 57 01
HORARIO: abre todos los días

Mesa para 9. Amigas y algunos novios valientes que deciden arriesgarse a acompañar a un grupo de chicas después de mucho tiempo sin verse. Nuestra meta: cenar bien en un local agradable para reírnos, despachar a gusto los últimos cotilleos y en general, contarnos las novedades de la vida antes de salir de fiesta. La elección: Vi Cool by Sergi Arola.

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El primer Vi-Cool abrió sus puertas en Roses, un pequeño pueblo de la Costa Brava. Ahora, 7 años después, el concepto casual del chef catalán cuenta con su segunda sede en Madrid: Vi Cool en la calle Lagasca (Sí, yo también voy de vez en cuando al barrio Salamanca, ¿qué pasa?)

El concepto: ‘gastrorincones’ desenfadados que olvidan los platos principales para dejar paso a una amplia oferta de raciones y tapas tradicionales reinterpretadas para gourmets.

El nuevo local no defrauda: amplio, agradable y de decoración modernista muy estudiado para atraer al público del barrio Salamanca, esa horda ‘cool’ de foodies ansiosos. El ambiente es el esperado: cosmopolita, contemporáneo, relajado y lleno de grupos de jóvenes o adictos al networking informal.

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Nada más llegar nos dejan la carta y nos ofrecen el cóctel de la semana: daiquiri de fresa, que tiene un gran éxito entre las chicas.  Sin embargo, como dice la primera sílaba de su nombre ‘Vi’ -que hace referencia al vino-, en este local presumen de saber muy bien cómo aconsejarte para que riegues tu comida con un buen caldo. ¡Déjate guiar!

daiquiri de fresa

Vamos a por la carta. El enorme díptico (con un formato un poco incómodo, todo hay que decirlo) muestra un abanico de platos informales diseñados por el cocinero con dos Estrellas Michelin. Bocados para picotear con el sello de la casa, como las bravas Arola o las coca-pizzas, y algunos principales como las hamburguesas asadas en el horno de carbón.

Entre las opciones destacan varios menús. Además de la oferta del día, de lunes a viernes por 12,90 euros (2 platos y postre), si sois varios para cenar son muy recomendables estas dos opciones de menú, ya que facilitan el reparto y se pueden probar muchas de las variedades de la casa:

–          Menú de tapas, por 20 euros (6 platos y 1 postre).

–          Menú degustación clásicos Arola, por 30 euros (7 platos y 2 postres).

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Nosotros optamos por el menú de tapas, que incluía lo siguiente:

  • Ensalada de tomate y atún ahumado: clásica, sencilla, pero de materia prima muy fresca y buena. Algunos esperaban una cosa más elaborada, pero el sabor no decepcionó.
  • Berenjena ahumada con carbón, piñones y balsámico. Personalmente me gustó bastante, ya que admito ser aficionada a los sabores ahumados, pero a algunas de mis amigas les pareció que el toque que el carbón deja en el plato era demasiado fuerte. Eso sí, es importante acompañarlo del pan de coca casero que sirven en una cestita aparte con un bote de tomate de colgar y ajo.
  • Carpaccio de Portobello en aceite de trufa blanca, parmesano y piñones. Un clásico de elaboración original y muy acertada. Buenísimo y un éxito entre todos los comensales (esto significa que hubo tortas para repartirse la ración, y eso que no era precisamente escasa).
  • Las bravas Arola. Uno de los iconos más populares del chef que sofistica la tradicional tapa para convertirla en un plato digno de la alta cocina. Muy buenas. La presentación inmejorable y la conjunción de la patata cremosa por dentro y crujiente por fuera con la salsa brava y el alioli es perfecta. (Consejo: intenta comértelas de un sólo bocado).
  • Croquetas de jamón y queso. Poco originales en su elaboración y presentación, pero bastante buenas.
  • Sardinas marinadas con aceite de tomate seco y orégano. Otro éxito para los 9 paladares presentes. Además del gran sabor de la materia prima, la presentación en la típica lata de conservas es exquisita como podéis ver en la fotografía.
  • Albóndigas con chimichurri y fondue de queso de cabra. La carne muy tierna y sabrosa y el queso de cabra servido en fondue le da un toque de originalidad y sabor estupendo.
  • Langostinos rebozados al curry y menta fresca. Muy buenos, con un rebozado muy ligero sin rastro de la contundencia de la fritura típica. La mezcla del curri y la menta es un acierto.
  •  Alitas de pollo al mojo picón. El chef huye de las típicas alitas crujientes de ‘toda la vida’ para servir unas piezas muy jugosas y tiernas aderezadas con el sabor intenso del mojo.
  • Fondue de chocolate negro con frutas de temporada. Pese a que la carta ya advertía su naturaleza, esperábamos un postre más elaborado, aunque fuera en la forma de presentarlo y mentiría si os digo que no nos llevamos un poco de decepción. Eso sí, el chocolate estaba en su punto y la fruta de temporada muy fresca.
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Como éramos 9 nos pusieron dos menús para 4 personas (dos raciones de cada plato) y aunque pueda parecer lo contrario, nadie se quedó con hambre (os lo garantizo). En la mesa, el menú sacó muy buena nota. Nuestro resumen: se trata de una comida sencilla, sin demasiados artificios, pero de sabores intensos y materias primas muy cuidadas. La verdad es que cenamos muy bien.

El servicio es muy agradable, atento y rápido. Quizá demasiado rápido para nosotras, que no parábamos de hablar y la comida se nos acumulaba en la mesa un plato tras otro.

Contando con dos bebidas (la mayoría escogió dos cócteles) salimos a 29 euros por cabeza. Así que ya sabes, cierra ya esa cita pendiente con las amigas y promete a sus novios que no se arrepentirán si deciden acompañaros porque…

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